miércoles, 5 de junio de 2013

Hay que Llamar a las Cosas por su Nombre




El día 4 de Febrero del año en curso, comencé a trabajar en la producción del programa "Las Cosas Por Su Nombre" que se emitía de lunes a viernes desde las 9 hs. hasta las 11 hs., en la FM Terra de esta ciudad (San Luís), creado y conducido por el periodista Carlos Ortiz, en su décimo tercer año de emisión radial.



En principio fuí convocada para realizar producción comercial, pero como no poseo aptitudes para ello, dije que no me sentía capacitada para hacerlo y me ofrecí a realizar producción general (recolección de datos, contactos, notas, atención del teléfono, concertación de entrevistas, etc.); y acordé hacerlo por 300$ mensuales mas la posibilidad de conseguir auspiciantes de los que tendría el derecho a cobrar la totalidad de la pauta propuesta.



Aunque este acuerdo en principio no me resultara muy favorable desde el punto de vista económico, lo acepté porque ví la posibilidad de tener una verdadera práctica profesional en el único medio en el que hasta ese momento no me había desempeñado nunca, mas todo el aprendizaje que implicaba estar al lado de un periodista como Carlos Ortiz y la posibilidad de crecimiento profesional, y tal vez también económico, en caso de conseguir auspiciantes propios.



Nunca me sentí en desacuerdo con el trato acordado ni con el trato recibido, en algún momento tuve la oportunidad de desempeñarme en la operación técnica; y para ello cobré el adicional de 300$ mensuales por dicha función, y no me quejo; todo lo contrario, agradezco la oportunidad que se me ofreció; disfruté y aún disfruto mucho el ser parte del programa.



El día de hoy tuve un altercado con mi mentor a partir de su acceso a una publicación que realicé en facebook y que figura en la captura de pantalla que acompaña este escrito. Le molestó que yo haya declarado en el comentario de la foto: “Esta foto salió en la tapa del "Diario de La República", me escracharon mal, hace parecer q estoy trabajando cubriendo una nota y en realidad estoy cubriendo nota, hago producción para un programa de radio, pero no recibo remuneración a cambio...entonces ¿le puedo decir trabajo?.”. Lo que concretamente le incomodó fue que yo dijera que no estaba recibiendo remuneración por mi trabajo.



La cuestión pasa por el contexto en que yo realicé esta publicación: Me encontraba disfrutando plenamente mi labor en la radio, realizando notas para transmitir en el programa; cuando me fotografiaron en plena actividad y colocaron la foto en la primera plana del diario de mayor tirada en la provincia, de marcada tendencia oficialista. Siempre digo que no creo en las casualidades, y decididamente NO CREO, todo es causalidad. Y no es casualidad que yo siendo acérrima defensora del trabajo legítimo, al reclamar por mi propia situación de inestabilidad laboral, ya que desde hace varios años no logro conseguir un trabajo legítimo; haya salido en la tapa del diario “como si estuviera trabajando”, en una foto que desde el punto de vista del diseño gráfico periodístico estaba mal elegida o por lo menos mal editada; la noticia del día era la reunión de Gobernador e Intendente después de muchos años de enemistad entre ambas jurisdicciones, mi imagen desde ningún punto de vista tendría que haber salido en esa tapa, pudieron haberla recortado. Esta foto desacredita el reclamo acerca de mi propia situación personal, y eso me indigno mucho.



Me sentí muy molesta y ofuscada porque al recibir llamados y mensajes de texto de muchos conocidos y allegados felicitándome por haber logrado finalmente un trabajo acorde con mi formación académica; tenía que explicar que esto no era cierto. Si bien estaba haciendo algo que me gusta mucho y disfrutando al hacerlo, desde ningún punto de vista me consideraba realizando un “trabajo legitimo”.


Para mí trabajo legítimo, desde una relación de dependencia, significa percibir como ingreso mínimo el equivalente al salario mínimo vital y móvil en proporción a las horas trabajadas, mas las asignaciones familiares correspondientes y los pertinentes aportes previsionales; y desde una posición independiente es lograr el equilibrio entre pérdidas y ganancias quedando una diferencia a favor, en concordancia o mayor, con este salario mínimo vital y móvil anteriormente mencionado; todo lo demás, son changas, trabajos eventuales, trabajo a destajo, etc. etc.; nunca “trabajo legítimo”.

Carlos me solicito, muy coherentemente, que me desdiga de los comentarios porque no quiere quedar como un explotador, yo reconozco que me equivoqué al escribir que no percibía remuneración, cuando tendría que haber comentado que recibía una remuneración mínima que desde ningún punto de vista justificaría mi actividad como un “trabajo legítimo”.



Lo que no voy a reconocer porque eso sería atentar contra mis principios, es que estuviera realizando un trabajo legítimo; tal vez una ocupación rentada o un trabajo eventual, “una changa”, pero nunca el trabajo digno, justamente remunerado y legalizado, al que tenemos derecho todos y cada uno de los ciudadanos.



Lamento mucho que el Sr. Carlos Ortiz haya resultado afectado por mi comentario y me disculpo por ello. Mi reclamo se refiere específicamente a que en nuestro entorno los ciudadanos carecemos del derecho a tener libre acceso a un trabajo legítimo y coherentemente remunerado. Este es un cargo que le hago directamente al Estado, al sistema en general y a ninguna persona en particular. Las pruebas de la causa de mi reclamo están en los sucesos que presenciamos cotidianamente a través de las demandas de los ciudadanos que trabajan en negro, en planes sociales, ayudas económicas, pasantías, etc.; y a las que frecuentemente nos adherimos a través de nuestro programa de radio.



A veces desde alguna jurisdicción se hace algo por emparchar un poco estas situaciones, pasando a planta de contratados a trabajadores que estaban afectados a planes sociales mientras ejercían su labor en empleos públicos, esto es muy loable y un ejemplo digno de ser tomado en cuenta e imitado por el resto de las jurisdicciones.



Me han pedido que me retracte de mis dichos y reconozco haberme equivocado al decir que no percibía remuneración. Pero de lo que no pienso retractarme es de dar a entender que no tengo trabajo…¿Saben porque? Porque a las cosas, hay que llamarlas por su nombre.